domingo, 22 de junio de 2014

El Ministerio de la Enseñanza

     Alimentar las ovejas es una responsabilidad ministerial de importancia vital en el pueblo de Dios por parte de los pastores y maestros que Dios ha designado en personas redimidas de su mismo pueblo. Para ello los líderes cuentan con las modalidades de la enseñanza bíblica y la predicación de mensajes bíblicos para expresar un mensaje, bien sea estratégico o de oratoria.
     En el ámbito de la edificación del cuerpo de Cristo en cuanto a conocimiento, tanto la enseñanza como la predicación son de calidad representativa en el necesario trabajo de hacer crecer a cada uno de los hermanos de las congregaciones a través de una predicación de calidad que exponga todos los detalles del consejo de Dios para el enriquecimiento espiritual de su pueblo, y así asegurar que éste reciba de Dios el mensaje requerido para su adecuado crecimiento y madurez.
     Para que se de lo expuesto anteriormente, el predicador y maestro de la Palabra de Dios debe considerar la necesidad de conservar la verdad original que salió del corazón de Dios; es decir no distorcionar lo que Dios ha dicho presentándolo con el pleno sentido que se encuentra en las Sagradas Escrituras.
     Las palabras del predicador y maestro deben ser las Palabras de Dios en su boca.


Pastor Miguel Tonino Muscarneri
pastormuscarforte@gmail.com

10 comentarios:

  1. Un pastor espiritual es una persona que sirve, trabaja y dedica su vida entera al servicio de la obra del señor, y que gran parte de este servicio está dedicado exclusivamente a atender las necesidades espirituales de un grupo amplio de personas totalmente distintas, rasgos características, temperamentos sin acepción de personas, apacentar el pueblo de DIOS es una tarea para valientes que requiere alto compromiso y sacrificio.
    No en vano la biblia utiliza la simbología del pastor de ovejas, una de las más alta necesidades del pueblo es permanecer expuesto a la palabra de Dios a través de los sermones o predicaciones, y a través de enseñanzas ciertamente distintas pero ambas muy importantes conociendo el principio de que podemos enseñar sin predicar pero definitivamente no podemos predicar sin enseñar. Las predicaciones o sermones siempre serán importantes porque es la forma más organizada y correcta de extraer los principios y las advertencias para lograr desarrollar una vida espiritual sana y fortalecida. La persona que decide ser un instrumento de Dios debe tener presente siempre eso que él es un instrumento del señor y que al pueblo de Dios le habla es Dios

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    1. A pesar de que un predicador tiene en frente de él una variedad de personas con necesidades muy particulares, es cierto también que tiene un solo mensaje bíblico con diversidad de frases que sólo el Espíritu Santo puede usar en cada una de esas necesidades. El Espíritu es el mismo; tanto el que dirige el mensaje en el predicador como el que tienen los cristianos que oyen la palabra de Dios o los no creyentes a quienes el Espíritu también les hable convenciéndolos de pecado, justicia y juicio.
      Es por ello muy importante que el predicador debe llegar al púlpito después de haber orado en dos direcciones: en la preparación del mensaje, asegurándose de traer el mensaje que oyó del Señor para su pueblo y para el momento de la predicación del mensaje, asegurando que llegue al corazón de los oyentes y haga el trabajo que Dios quiere en cada uno en particular.

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  2. El Señor en su perfecta voluntad, le ha otorgado al creyente el gran privilegio y la responsabilidad de anunciar y enseñar Su Palabra (Mr. 16:15 / Mt. 28:19-20), claro está que no cualquiera puede desempeñar tal tarea sin antes haber dispuesto en su corazón el estudiar las escrituras y dejarse usar como instrumento de Dios para el cuidado, atención, dirección, y preparación de Su pueblo (1 P. 5:1-4), de tal manera que este crezca y madure espiritualmente como producto de ser alimentado con Palabra de Dios y no con opiniones e ideas propias del expositor, preparándolos para cualquier amenaza del enemigo o falsas doctrinas que se presenten.

    Una persona que ha asumido con firmeza esta responsabilidad, está en la obligación de escudriñar y practicar las escrituras en pos de mostrar una imagen de integridad en cuanto a palabra, conducta, amor, fe y pureza (1 Tim. 4:2), y al predicar, reprender y exhortar con Palabra de Dios (2 Tim. 4:2), su vida de buen testimonio y este en concordancia con el mensaje que sale de su boca, corroborando así el hecho de que se puede enseñar sin predicar, pero también que es imposible predicar bíblicamente sin enseñar.

    Por otro lado, es importante destacar que en el ejercicio de la predicación y de la enseñanza, ambas modalidades son de suma importancia por el hecho de que el mensaje debe estar centrado y apegado a la verdad bíblica, haciendo entender a la audiencia el significado preciso de una porción de las escrituras y confrontarla a obedecer y aplicar en su vida dicho mensaje, con la diferencia de que en la predicación el expositor se rige por un bosquejo previamente preparado y estructurado y al ser usado por el Espíritu Santo el mensaje llega de forma particular a cada oyente conforme a su necesidad, y en la enseñanza tenemos que aunque también es previamente planificada y el maestro es usado por el Espíritu Santo, esta es abierta y flexible a la interacción e intervención entre expositor y oyente, pero ambas persiguen el propósito de saciar el hambre de la humanidad por la Palabra de Dios (Am. 8:11).

    Por último un predicador debe tener siempre presente que la audiencia debe quedar impactada con la Palabra de Dios y no con sus opiniones, no debe preocuparse por su elocuencia o conocimiento en diversos temas de cultura general para complementar el mensaje; la Palabra de Dios se sustenta en sí misma sin necesidad de quitarle o añadirle nada; esta solo demanda de quien la enseña disposición de corazón, humildad, estudio, práctica y dependencia del Señor para ser expuesta (1 Co. 2:1-5).

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    1. Si centramos la predicación en el hecho de anunciar a Cristo y la verdad divina que rodea todo el mensaje de Dios para la humanidad desde un púlpito, por supuesto que estamos hablando de una persona que requiere de preparación en el conocimiento, tanto bíblico como expresivo de la Palabra de Dios y la hermenéutica necesaria para exponer un mensaje entendible y acorde a las ideas bien estructuradas.
      Por otro lado está la forma de anunciar a Cristo a quienes sencillamente no lo conocen y para esto estamos hablando de la responsabilidad que tienen la totalidad de creyentes en compartir su testimonio de fe, lo cual no requiere de mucha profundidad teológica.

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  3. El pastor tiene muchas responsabilidades que cumplir cuando asume el reto de pastorear una congregación ya que debe estar pendiente de sus ovejas de su alimento y todo lo que le permita tener un buen rebaño, sin embargo, la responsabilidad más grande que tiene el pastor es preparar su corazón con la palabra de Dios y aplicarla en su propia vida Esd. 7:10, puesto que es el pastor referencia en la predicación y la enseñanza. Cabe destacar que la predicación es la proclamación de la palabra de Dios, explicando el mensaje y exhortando a obedecerla y aplicarla, mientras la enseñanza es la orientación y la ayuda para comprendes lo que se nos quiere decir, en la iglesia ambas son de suma importancia ya que no puede existir predicación sin enseñanza, ni crecimiento del cristiano sin enseñanza. Sin embargo es muy necesario que la predicación sean expositivas ya que estas permiten que quienes los oyen entiendan el mensaje con mayor claridad puesto que la predicación expositiva describe con precisión y de manera sistemática el texto. Recordando quien predica lo comentado por el hermano DENNIS J. MOCK, en el manual del curso N°4 “predicación de mensajes bíblicos y ministerios pastorales”
    - La palabra de Dios nos apoya en su autoridad (Dios dice…) más que nuestras propias opiniones o posición 1 Tes. 2:13. - -- La palabra de Dios tiene poder para convencer a una persona y cambiarla, poder del que nuestras palabras carecen totalmente.

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    1. Indiscutiblemente un siervo del Señor con el don dado por Dios para predicar, requiere de preparación, por sobre todo, en la Palabra de Dios. El cuidado de las ovejas es decicivamente ineludible en medio de la consideración del amor que se tiene por los oyentes. Dios guiará al predicador a exponer su mensaje para el cuidado adecuado de su pueblo.

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  4. El Pastor tiene muchas responsabilidades la principal es la atención a los creyentes como lo dice pedro en 1 de pedro 5:2 “Les ruego que cuiden el rebaño de Dios que ha sido puesto bajo su responsabilidad, y no lo hagan por obligación, sino de buena voluntad como Dios quiere. Háganlo con entusiasmo y no por ganar dinero”. Es ser guía lo cual incluye atender (alimentar, nutrir alimentar), protegerlos, dirigirlos y enseñarles la Palabra de Dios como único alimento que los ayudara en su crecimiento y madurez espiritual. Según 2 Tim. 4:2 se le hace el llamado al pastor “que prediques la palabra; que inste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” y en 1 Tim 4:13 “ocúpate en la lectura, exhortación y la enseñanza”. Es importante resaltar que se puede enseñar sin predicar, pero es imposible predicar bíblicamente sin enseñar. En la iglesia tanto la predicación como la enseñanza son igual de importantes ya que la predicación está dirigida tanto a creyentes como a no creyentes y la enseñanza va dirigida más específicamente a los creyentes. En la predicación expositiva se realiza la proclamación de la palabra de Dios de manera sistemática explicando el significado del mensaje para que los que la escuchan puedan entender y finalizando con la exhortación a los presentes a obedecer y aplicar en sus vidas la verdad del mensaje dado en la predicación. Por medio de la predicación expositiva se confronta a las personas con la verdad de la palabra de Dios y se hace el llamado a la obediencia de la misma para que exista un cambio en su vida. En 1 de corintios, pablo nos recuerda las verdades importantes acerca de la predicación: no predique con palabras de sabiduría humana, no se preocupe por su falta de sabiduría, proclame el testimonio de Dios, centre su mensaje en Jesucristo y en Éste crucificado, predique con humildad y temor consciente de su propia debilidad y que lo que usted está predicando es la Palabra de Dios, tenga cuidado de no exponer el resultado de su mensaje confiado en argumentos hábiles y persuasivos, permita mediante la fe que el Espíritu Santo demuestre Su poder a la medida que usted confía en la Palabra de Dios y no en sus propias palabras.

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    1. Efectivamente sistematizar la información que lleva un mensaje bíblico que se vaya a exponer ante los hijos de Dios, es de suma importancia en el sentido de dar la oportunidad a los oyentes de oír un mensaje tan organizado y bien expuesto que se hace comprensible en la mente y el corazón de los que oyen.

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  5. El Ministerio de la Enseñanza

    Un pastor es una persona que tiene como deber alimentar a las ovejas, usando como elemento fundamental el estudio de la Palabra de Dios; con el fin de enseñar y predicar como formas distintas e importantes para poner en claro las verdades del Señor descritas en la Biblia. A decir, la enseñanza es una exposición corta de la Palabra de Dios a un grupo menos diverso, mientras que la predicación es una exposición más completa y detallada a un grupo generalmente más diverso.
    Una predicación se encuentra compuesta de puntos específicos y desarrollada manteniendo un orden un orden en el que en primer lugar se explica el texto, luego se instruye acerca del tema, después de ello las personas han recibido suficientes argumentos para ser convencidos y finalmente hay una respuesta de obediencia del público hacia la verdad expuesta.
    En conclusión, el predicador debe recordar que quien habla en el mensaje es Dios por medio de él y no las exposición de sus propias ideas.

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    1. El deber y la responsabilidad de la enseñanza de la Palabra de Dios van completamente unidos. Es un deber como es al mismo tiempo un acto de responsabilidad poner delante del pueblo de Dios el mensaje que dará alimento y mantendrá nutrido y fortalecido a los hijos de Dios. Por lo tanto es necesario que el predicador sea responsable en la dedicación del estudio de la Palabra de Dios y la oración.

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